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Aprovechando servicios conocidos para otros usos

Una vez me explicaron la diferencia entre “conocer” y “dominar”; o entre “saber” y “especializarse”. Es prácticamente la misma diferencia que existe entre simplemente pensar y tener “ingenio”.

Veréis, la cuestión es sencilla: Cuando conoces algo, lo usas al modo en que se supone que ese recurso, material, producto o servicio ha sido diseñado y tal y como te lo recomiendan quienes lo han creado. Pero cuando controlas o dominas algo es cuando lo usas de un modo distinto o para algo diferente del cometido para el que fue creado. Quizá, incluso, llegues a descubrir funciones y utilidades en un determinado producto que ni siquiera conocían aquellos que lo inventaron.

Esa es la diferencia entre el usuario medio, de lo que sea, y el usuario avanzado. Eso es ingenio: Ver opciones distintas en cosas que todo el mundo usa o cree conocer.

Introducción

En el mundo tecnológico (tanto en software como en hardware) hay miles de fórmulas de uso y empleo para cualquier dispositivo o programa, que no aparecen en su manual de instrucciones, o para las que se suponía que ese producto no fue creado. Los diseñadores de software no dejan de alucinar con el uso que a veces se les da a sus programas por parte del público, generalmente por parte de usuarios avanzados que piensan de modo distinto y buscan soluciones ingeniosas que no aparecieron ni en las mentes de los programadores originales de dichos programas.

A este tipo de usuarios, en los años ochenta, se les comenzó llamando “phreaks” y un poco más tarde “hackers”.

Estos son los mismos que mucho después han usado llaves de memoria reducida USB para montar aplicaciones portátiles en ellas y hasta sistemas operativos de bolsillo en Linux que llevar consigo y convertir de este modo un simple USB, que ya no usábamos porque se nos quedó corto de capacidad, en una auténtica caja de herramienta digitales.

O los mismos que se han inventado un ordenador personal con sistema operativo Android, portátil y totalmente operativo en cualquier momento, con sólo conectarlo USB a una pantalla de TV, reutilizando esos Android TV de la extensión de una llave de memoria y que, de facto, son un PC con acceso wifi a internet, que no cuesta más de 40 euros. (Ya hemos hablado de este recurso en algún post anterior en SOMOS BINARIOS).

Sumerjámonos un poco en aquel espíritu inconformista que llevó a personas normales y corrientes, a veces sin excesivos conocimientos o formación académica avanzada, a estudiar y obtener recursos inéditos de productos comerciales comunes.

Usando lo que ya conoces, de formas que no habías pensado

Paint como compresor de imágenes

Empecemos, por ejemplo, por un programa tan sencillo, básico y hasta casi olvidado ya como en Paint, esa aplicación (por su simplicidad ya casi no pasa de ser un simple widget de Windows) y que fue creado para dibujar de manera casi infantil. Algún recuadro de colores, un par de funciones de cortar y pegar… y poco más. Desde luego, nada que merezca la pena considerar a niveles más o menos profesionales o avanzados…

¿Seguro?

Pocas personas conocen una extraña capacidad que esconde PAINT, fruto de su elemental codificación salida de mediados de los 80 cuando Microsoft necesitaba incluir un programita de dibujo que decorase su Windows 3.1… ¡Qué tiempos!. Esa extraña y a la vez utilísima capacidad avanzada que ni los mismos desarrolladores de Paint podían imaginar que su programa tendría que ofrecer a los usuarios 30 años es la siguiente: Paint es un maravilloso adelgazador del tamaño de imágenes guardadas en formatos JPEG y BITMAP, sin que estas pierdan capacidad.

Como lo oyes… ¿Tienes un archivo de Word o PDF (o de cualquier otra extensión) que, por las imágenes que contiene, pesa muchos megas?. Pues pasas esas imágenes por Paint (es decir, cortas del archivo original, pegas en Paint, guardas en JPEG y vuelves a pegar en el archivo original) y el peso del mismo archivo con las mismas imágenes e idéntica resolución disminuye un 70%. Así de sencillo: Sin capas, sin tratamiento digital, sin contar con las monumentales capacidades de un Corel Draw o de un Photoshop… Sencillito, sencillito.

¿Fue creado para esto Paint? ¡Claro que no!. De hecho, podéis estar seguros de que sus desarrolladores de gafas de pasta y pantalones ochenteros ni podían prever esta facultad tardía de su simplón programa de dibujo para usuarios adolescentes. Pero ahí está, lista para que te beneficies de ella y le saques todo el partido profesional y avanzado que hoy puedas necesitar, treinta años después.

Twitter como método de acceso universal

¿Cuántas veces te encuentras que el acceso a un determinado blog, a una descarga, a un cierto contenido o a cualquier participación en servicios en la Red implica que te des de alta en esa web?. Cientos de veces ¿verdad?. Y claro, qué pereza, darte de alta, registrar de nuevo tu cuenta de correo, tu contraseña (pero no te fías un pelo y te pones a pensar en una nueva cruzando los dedos para recordarla dentro de una semana y media), irte después a tu cuenta de correo, aceptar el registro, regresar a la web que te pedía que te dieras de alta y vuelta a empezar… En fin, lo que se conoce como una molestia y una pérdida de tiempo constantes.Pero actualmente, la mayoría de esos mismos servicios, blogs, contenidos, webs y plataformas te permiten acceder de manera automática e inmediata registrándote con tu cuenta de Twitter. ¿Pero de verdad vas a ir registrándote por ahí con tu cuenta de twitter, personal o profesional, con el trabajito que te ha costado levantarte unos cuantos seguidores, y además conceder permisos para que cualquiera publique tweets en tu nombre y conozca tu estado, conexión, y demás?… No.

De forma que puedes crearte lo que yo llamo una “llave universal Twitter”. ¿Llave universal?, pues claro, porque te creas una cuenta en Twitter sin ánimo alguno de que te sirva para ninguna otra cosa, no introduces datos personales ni reales de ninguna clase y la usas exclusivamente para que te abra todas las webs, contenidos, blogs, suscripciones y plataformas que admiten que te registres sin perder el tiempo, introduciendo tu nueva cuenta de Twitter inútil para todo lo demás: La llave universal Twitter. Sencillo, simplón pero… ingenioso y, sobre todo, cómodo y privado.

¿Se creó para esto dicha red social?. Pues no. Es lo que se llama un recurso colateral. Aprovechas opciones secundarias e incluso imprevistas de cualquier cosa, para tu beneficio concreto ahora. Algo para lo que ni siquiera fue creado ese producto.

La página de inicio de Google (desktop) como acceso a discos duros virtuales gratuitos e ilimitados.

Ya hace tiempo que recomiendo que no se compre nadie un disco duro rígido (hardware), por barato que resulte, cuando tienes tantas opciones de almacenamiento gratuito en la nube (de gigas y gigas) que, además, puedes llevar a todas partes sin tener que portar nada y con acceso universal y gratuito desde cualquier PC al que te conectes.

Pero claro, ahora puedes argumentar que soluciones en la nube como Google Drive, Hubic, Mega o DropBox por citar sólo algunas, aunque son gratuitas y solventes, no te dan un Tera de capacidad ni nada por el estilo.

Correcto, por eso te invito a que las uses todas, es decir, a que cuentes con un disco duro virtual y gratuito en Google Drive, otro de Hubic, otro de DropBox, otro de Mega y añádele unos cuantos más si lo deseas. Porque, ahora viene lo mejor, puedes sumar 50 gigas gratis que te ofrece uno por aquí, 100 gigas que te da el otro por allá y así es como te montas un disco duro virtual, gratuito y en la nube, con toda la capacidad que necesitas. De hecho, con capacidad ilimitada, porque esta solución es escalable. Vas añadiendo más cuentas de estas plataformas de almacenamiento en la nube gratis, conforme lo vayas necesitando. Vamos, lo que se llama, un Disco Duro Universal.

Y ahora viene el recurso de software que nadie emplea pero que resulta excelentemente útil, eficiente y cómodo, puedes configurar Google Desktop o tu página de inicio personal de Google de modo que en ella colocas un acceso directo a cada uno de los anteriores discos duros virtuales anteriormente mencionados. ¿Los beneficios?… Pues que tienes acceso a todos esos discos duros desde una misma y única plataforma (tu página de inicio en Google) y con una sola dirección de email y contraseña para todos esos dispares servicios (la misma dirección de email y contraseña que tengas para tus servicios de Google o Gmail).

De forma que ya lo tienes ahí: Múltiples discos duros virtuales gratuitos, con capacidad de almacenamiento de sobra en la nube y ampliable, con la posibilidad de tener copias multiplicadas (si lo deseas) de todos tus archivos y todos reunificados y agrupados en un único lugar (también de acceso universal, estés donde estés) y bajo una única contraseña para todo.

Un uso inesperado y en absoluto previsto del escritorio de Google…

Ingenio: la diferencia entre el usuario y el experto en algo

Todos estos ejemplos que comparto aquí, no son una guía exhaustiva de consejos a seguir (aunque puedes hacerlo si lo deseas, por supuesto), sino más bien una ilustración de cómo el pensamiento lateral, el ingenio y la facultad de ver otros usos para productos y servicios que todos conocemos, pueden relanzar tu productividad y nivel/experiencia de uso personal.

Recuerda bien que todo lo que manejamos a diario (en software, en hardware, en material, complementos, utilidades y recursos) tiene, como mínimo, una capacidad más que no fue considerada cuando se fabricó o diseñó. Encontrarla y explotarla puede beneficiarte muchísimo.Encontrar nuevos usos y mayores opciones para todo lo que usas a diario es una gozada y, lo que es más importante, ayuda a alargar la vida útil de aquello que todo el mundo cree conocer pero que muy pocos “dominan”.

Adelante, lánzate. Internet, las aplicaciones online y offline, las plataformas, tecnologías y herramientas informáticas están llenas de usos que todavía no se han considerado y que, desde luego, ni se les ha pasado por la cabeza a quienes las desarrollaron. Busca la tuya. Encuentra esa solución única para ti y sácale partido.

Cuando lo haces, te lo aseguro, se siente mucha satisfacción por el ingenio demostrado y, desde luego también, casi siempre, por los euros ahorrados.

Alquimista

Hackeando la vida de 8 a 14 horas. Escribo con pseudónimo porque mucho de lo que se escribe debe ser anónimo en materia de seguridad y hacking. Creo en un conocimiento libre, en un pensamiento libre, en un software libre y, en suma, en una mente libre. Década y media de experiencia en materia de hacking y seguridad informática y no informática.

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